martes, 7 de abril de 2015

El ayer de San Francisco

Compartimos con Ustedes, otro relato de Don Claudio Buffevant, titulado "El ayer de San Francisco", aparecido en "El Berazategui que viví II" publicado por la Asociación Orígenes de Berazategui.

Para tomar la primera comunión, tuve que ir a San Francisco, a la iglesia Nuestra Señora de Luján, inaugurada en 1895.
En ese tiempo no había colectivos, hablamos del año 30 ó 31; mi recorrido para llegar a la iglesia era: cruzar la barrera de la 14, donde estaba la casa que más tarde sería el Politécnico, luego pasar la Estación, donde se encontraban los viejos cocheros, ya algunos motorizados con los Ford T, como Guillán, Castelano, el Inglés,el turco Elías y otros. Costeando la Rigolleau, ya estaba alertado que salía la máquina con los vagones a la calle, para entrar a las vías de la estación. seguía costeando la fábrica donde estaba la entrada al parque de la empresa. Ya en San Francisco, la actual calle 21, en la esquina del otro lado de la vía, estaba la vieja farmacia de Carbonell, edificio todavía en pie; frente a Rigolleau la esquina del bar de Joaquín; en la calle 149 y 21 lo que era la Colomba. Esa mansión era del señor Liberti y por los años 45, el presidente de River Plate traía a los jugadores para concentrarlos allí, hoy es la Escuela 501, de Educación Especial.
Siguiendo rumbo a la iglesia me encontraba con el salón de la Sociedad de Socorros Mutuos "La Esperanza", que había sido fundada en 1891, a pocos metros estaba el almacén de ramos generales de los Traverso, hoy Museo Histórico y Natural de Berazategui.
En la década del `30, era común ir por el barrio San Francisco y sentir las radios eléctricas puestas a todo volumen en la cocina y escuchar los tangos que cantaban Azucena Maizani, Carlos Gardel. En sus altas veredas se escuchaban los acordes de la guitarra de los hermanos Amado y hoy todavía, en cada esquina se intuye la figura de Labayeto, que cantaba a su querido barrio; se veía en sus calles de tierra al negro Lozano, con su carro de carnicero, con las gancheras llenas de carne, a los hermanos Bagge, con su camioncito, llevando pasto a Rigolleau para embalar la mercadería; también se veía pasar, los domingos, rumbo a la iglesia a los viejos cocheros, con sus "forcitos" llevando a religiosas como mi abuela.
Era todo un arrabal con estampas de tango.
Pasaron sesenta y cinco años de mi primera comunión. El Museo cumple sus ocho años manteniendo dentro suyo más de cien años de historia. Es un Museo alegre ya que en su corta vida, lo han visitado más de nueve mil chicos de colegios de la zona, conociendo así el origen de su ciudad.
Es el barrio de San Francisco.


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