sábado, 10 de octubre de 2015

La vaca enterrada

Compartimos con Ustedes otro relato de Don Claudio Buffevant, titulado "La vaca enterrada", publicado en el libro "El Berazategui que viví II", editado por la Asociación Orígenes de Berazategui.

La vaca enterrada

Era pleno verano y estábamos de vacaciones. Raúl Rosello, Rodolfo Pérez, Claudino Santanchini, Lito Borselli, el Negro Ezquieta y yo. Decidimos ir a acampar unos días al río. Salimos rumbo al Arroyo de las Nutrias con unas lonas que usábamos para transportar las cosas, y si llovía, nos servían de protección. Poco antes de llegar al arroyo, los ladridos de unos perros, nos llamaron la atención, nos arrimamos para ver de dónde venían. 
Encontramos una vaca enterrada en el barro blanco, justo donde terminaba la rompiente, cuando el río crecía. El pobre animal estaba enterrado hasta el cogote. Quisimos sacarla pero fue imposible. El peligro era que si el río crecía, seguramente la taparía.


Fuimos a pedir ayuda a los pescadores, pero tanto Rolando como Altieri estaban tirando las redes. Nos quedaba como recurso ir hasta el tambo de Cruz. Allí encontramos a Vidal que tenía una yegua muy buena y fuerte, a la cual llamaba Elsa.
El hombre tomó un lazo y nos acompañó. Se lo colocamos alrededor del cuello y la yegua comenzó a tirar. La vaca no se movía y el riesgo era descogotarla. Con una pala nos pusimos a cavar. Logramos ubicar el lazo en el cuarto delantero y así pudimos sacarla. Cuando salía, parecía que la tierra la estaba pariendo. El animal pudiera ser de cualquiera, porque era todo campo abierto y no tenía marca.

Seguimos muy contentos hasta el lugar elegido para acampar. Estaba ubicado donde más tarde construiría el rancho Fermín Molina. Tenía una caballada y una red para pescar. Estábamos bien allí, porque del otro lado del arroyo, se encontraba la quinta de Contamusa, que tenía frutales y viña, Eso nos permitía aprovisionarnos de alimentos al bajar el río.

Esa misma tarde vimos que se nos acercaba un hombre de a caballo. Era Don Robustiano Acuña, delegado municipal. La vaca resultó ser de él, nos venía a agradecer y a darnos unos pesos.
Por unos días no necesitábamos vivir de la caza y de la pesca.