Compartimos con Ustedes, otro relato de Don Claudio Buffevant, de su libro "El Berazategui que viví II", titulado "El chajá".
Una tarde de verano volviendo del río, con Micosi, alias "Tapioca", en la amansadora, nos encontramos con un chajá en el medio de la calle. No podía volar y cuando corría se caía. Lo agarramos y lo subimos al carro; al poco de andar estábamos llenos de piojos. Lo íbamos a largar pero nos dimos cuenta que alguno lo había abandonado porque su lugar seguramente sería el bañado y no la calle, y si lo soltábamos en esas condiciones mucho no iba a vivir, así que lo metimos en una bolsa y lo llevé a mi casa. Lo llené de piojicida, le puse el que tenía de los pollitos. Era tanta la cantidad de piojos, que lo estaban matando. Por lo débil que estaba no podía volar. Así fue que me acordé que, una vez estando en Lezama, en el tambo de Don Justino Tellereta, un vasco acriollado, refiriéndose a un linyera: dijo "tiene más piojos que un chajá".
Cuando se recuperó, ya sin piojos, lo llevé a la costa de Hudson, por el camino del Puente de Hierro y antes de llegar al río, en una laguna, lo largué.
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