En el año 1972,
y como parte de los festejos por su 90° Aniversario, Cristalerías Rigolleau decidió
donar a la comunidad de Berazategui una superficie de 3.523 metros cuadrados de
terreno donde antiguamente estaba emplazado el Ateneo Rigovisor, y también
algunas viviendas para sus empleados (conocidas como “las casas de los jefes”).
La mayor parte
de esta superficie se destinó a la Plaza
“León Fourvel Rigolleau”, y una fracción más pequeña a la Sociedad de
Bomberos Voluntarios de Berazategui para que pudiera ampliar su sede.
El 28 de octubre de 1972 se realizó un acto en una
carpa montada sobre dicho terreno. Estuvieron presentes el Intendente de facto
Ing. Edel Daroqui, el Juez de Paz Raúl Mailles y el comisario Jacinto Burgos. Durante
el acto hicieron la guardia de honor el cuerpo de Bomberos Voluntarios
presididos por Atilio Farina. Además estuvieron presentes las distintas fuerzas
vivas del partido.
Por Cristalerías
Rigolleau, dio el primer discurso Emilio Van Peborgh. Luego tomó la palabra el
Ing. Edel Daroqui, que al finalizar entregó al directivo de Rigolleau un
estuche conteniendo una llave hecha en vidrio, simbolizando la llave de la
Ciudad de Berazategui. (La misma actualmente se exhibe en el Museo Histórico
Municipal).
Cinco décadas
han pasado desde entonces, y cuántos recuerdos nos trae esta Plaza. Para
algunos serán los recuerdos de la niñez, como en mi caso, disfrutando de sus
juegos. El tobogán, las hamacas, los sube y baja, el pasamanos, etc. Pero
también otros muy sencillos que ornamentaban nuestra plaza. Como por ejemplo el
carro aguatero, que después de regar por muchos años las calles de tierra del
partido, terminó siendo el lugar elegido para que escalen los niños. También
estaban una serie de caños de hormigón pintados y alineados, que eran
recorridos por los pequeños por su interior. Además había una serie de aros de ruedas
de carros que estaban atados, y dos cubiertas de auto pintadas de distintos
colores, donde los chicos hacían piruetas. Y me contaba el historiador Juan
Carlos Grassi, que en esa época en la que no había ni celulares ni selfies,
trabajaba como fotógrafo en la plaza tomando instantáneas a pedido de los
padres, que el lugar preferido era la calesita de Victorio Adamo. Creo que no
habrá berazateguense que no se habrá subido allí, y luchado por sacar la
sortija en “El Huracán”, llamada así por el club de fútbol en donde se destacó
Adamo.
Otros tendrán
también recuerdos relacionados a uno de los momentos más felices de su vida (o
no): el matrimonio. En una época en la que sí o sí se pasaba por el Registro
Civil, la plaza era el lugar obligado para sacarse fotos luego de la lluvia de
arroz.
Más cerca en el
tiempo, vendrán recuerdos relacionados a lo político, pues allí se encuentran
los bustos de Evita y Perón, y donde se han realizado innumerables actos y
homenajes. También la plaza ha sido punto de encuentro y lugar de partida de
manifestaciones de todo tipo.
Los años
pasaron, y la plaza se fue modificando. La calesita se corrió unos metros. La
parte central donde estaban muchos de los juegos pasó a ser una plaza seca,
donde se realiza el Mercado Vecino y los emprendedores muestran sus productos.
El viejo carro aguatero fue a descansar al Complejo “Los Privilegiados”. Nuevas
obras de arte público adornan la plaza.
Actualmente se
encuentra en un nuevo proceso de renovación. Esperamos haya sido de su agrado
este breve informe sobre la historia de la Plaza Rigolleau. Agradeceremos todos
los aportes, anécdotas, fotos que nos quieran enviar a asociación_origenes@yahoo.com.ar, ya que la historia de
nuestra comunidad es y la enriquecemos entre todos.
David Iurescia
Asociación Orígenes de
Berazategui
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